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Que lo que somos nunca sea suficiente,
que el ser increíbles sea la línea de salida para que lo magnífico sea la meta.
Que si soñamos, sea a lo grande, y que la grandeza como tal nunca sea el
obstáculo de fallar en el cumplimiento.
No perder el norte por el camino sabiendo que las cosas más insignificantes y
pequeñas son la clave del éxito.
Que nadie evite el suelo, y quien lo evite, estará evitando el propio curso de la
vida.
Porque quien no conoce el daño, el dolor o el sufrimiento, no sabrá apreciar el
cariño, la alegría y la felicidad.
La victoria no está en el equilibrio.
No estarás más que evitando el fracaso mientras la cuerda sea tu enemiga.
Será cuando tengas tanta confianza en ella para poder saltar y arriesgarte a
caer en las redes creyendo plenamente en sus posibilidades, cuando
alcanzarás el cielo con tus manos.
Porque la grandeza no es más que FE.